En España, los suelos alcalinos son habituales en regiones donde predominan condiciones climáticas áridas o semiáridas y una geología rica en materiales calcáreos. Estas áreas tienden a tener bajos niveles de precipitación, lo que limita el lavado de sales y carbonatos, factores que contribuyen a la alcalinidad del suelo.
Un suelo se considera alcalino cuando su pH es superior a 7, generalmente debido a una acumulación de carbonatos, bicarbonatos o sales de calcio y magnesio. Este tipo de suelo es frecuente en regiones áridas o semiáridas, donde la lluvia insuficiente limita el lavado de minerales.
Principales zonas con suelos alcalinos en España:
Sureste peninsular: Regiones como Murcia, Almería y el Valle del Guadalentín son conocidas por sus suelos alcalinos debido a su clima seco y su geología calcárea.
Meseta Central: Gran parte de la Meseta Norte y Sur tiene suelos con características alcalinas, especialmente en zonas de baja pluviometría y donde los materiales parentales incluyen rocas calcáreas.
Valle del Ebro: En comunidades como Aragón, Navarra y partes de Cataluña, los suelos suelen ser alcalinos por la acumulación de sales y la naturaleza de los sedimentos aluviales.
Baleares: Las Islas Baleares, especialmente en áreas costeras, presentan suelos alcalinos debido a la influencia marina y la composición calcárea de las rocas madre.
Zonas de Andalucía oriental: En provincias como Granada, Jaén y Málaga, la combinación de sequedad y substratos calcáreos también favorece la aparición de suelos alcalinos.
Cómo detectar los suelos alcalinos
¿Cómo identificarlos?
- Análisis de pH: Se recomienda un análisis de laboratorio para determinar el pH exacto.
- Aspecto físico: Suelen ser suelos compactos, de color claro, y con una baja permeabilidad.
- Síntomas en las plantas: Amarillamiento de hojas (clorosis) debido a deficiencias de nutrientes esenciales como hierro, zinc y manganeso.
Inconvenientes de los suelos alcalinos
- Baja disponibilidad de nutrientes: Nutrientes clave como hierro, fósforo, zinc y manganeso quedan bloqueados en formas no solubles.
- Compactación: La textura puede dificultar el drenaje y la penetración de las raíces.
- Salinidad: En algunos casos, los suelos alcalinos también tienen problemas de exceso de sales.
Soluciones para mejorar suelos alcalinos
1. Enmiendas químicas
- Azufre elemental: Reduce el pH al oxidarse y formar ácido sulfúrico.
- Yeso agrícola: Mejora la estructura del suelo y reduce la compactación, favoreciendo el drenaje.
- Quelatos de hierro: Aumentan la disponibilidad de hierro en suelos alcalinos, previniendo la clorosis férrica.
2. Uso de fertilizantes adecuados
- Fertilizantes ricos en nitrógeno amoniacal (como sulfato de amonio), que ayudan a acidificar el suelo.
- Abonos orgánicos con alto contenido en materia orgánica, como compost o estiércol, que mejoran la estructura y microbiota del suelo.
3. Mejoras culturales
- Rotación de cultivos: Combina cultivos tolerantes y mejoradores del suelo, como alfalfa.
- Riego eficiente: Aplica agua en pequeñas cantidades frecuentes para evitar la acumulación de sales.
4. Abonos orgánicos específicos
- Abonos orgánicos como los elaborados por BH Terra son ideales, ya que contienen nutrientes en formas disponibles para las plantas y mejoran la retención de agua y la estructura del suelo. Aportar materia orgánica de calidad puede ser clave para equilibrar las propiedades químicas y físicas del suelo.
Los suelos alcalinos representan un desafío, pero con las estrategias adecuadas se pueden manejar eficazmente. La selección de cultivos adecuados, junto con la aplicación de fertilizantes y abonos orgánicos, permite aprovechar las ventajas de estos suelos mientras se mitigan sus inconvenientes. Analizar el suelo regularmente y adaptar las prácticas agrícolas es clave para lograr una agricultura sostenible y productiva.