El té de compost es una de las prácticas más valoradas en agricultura ecológica y regenerativa por su capacidad para mejorar la nutrición vegetal, estimular la vida microbiana del suelo y aumentar la resistencia de los cultivos frente a enfermedades. No se trata simplemente de “regar con compost líquido”, sino de activar una solución viva cargada de microorganismos beneficiosos. Saber cómo preparar y aplicar correctamente el té de compost puede marcar la diferencia entre un cultivo que apenas se mantiene y otro que se desarrolla con vigor y equilibrio.
¿Qué es el té de compost y por qué es tan beneficioso?
El té de compost es una infusión líquida elaborada a partir de compost maduro, agua no clorada y, en muchos casos, nutrientes adicionales como melaza o algas. A través de un proceso controlado de aireación, se activan los microorganismos presentes en el compost, que se multiplican en el medio líquido hasta alcanzar una concentración muy alta. El resultado es una solución rica en bacterias, hongos, protozoos y otros organismos vivos que pueden aplicarse directamente al suelo o sobre las hojas del cultivo.
Este preparado actúa como un bioestimulante natural: mejora la estructura del suelo, favorece la absorción de nutrientes, estimula el crecimiento de las raíces y refuerza las defensas del cultivo frente a patógenos. Además, permite aplicar los beneficios del compost en una forma más rápida y manejable, especialmente útil en cultivos hortícolas, frutales y pequeños huertos.
Cómo preparar té de compost de forma sencilla y efectiva
Para elaborar un buen té de compost se necesita compost bien maduro, preferiblemente tamizado, agua sin cloro (como agua de lluvia o desclorada) y una fuente de alimento para los microorganismos, como melaza o azúcar sin refinar. También es recomendable contar con un sistema de aireación, ya sea mediante una bomba de acuario o un compresor, que oxigene el líquido durante todo el proceso.
El método básico consiste en mezclar unos 10 litros de agua con 1 kilo de compost y dos cucharadas de melaza. Esta mezcla se airea continuamente durante 24 a 48 horas, removiendo de vez en cuando si no se cuenta con bomba. Pasado ese tiempo, se filtra la solución y se utiliza de inmediato, ya que los microorganismos activos tienen una vida útil muy limitada fuera del medio oxigenado.
En climas cálidos, el proceso puede acelerarse; en zonas frías, conviene extender el tiempo o calentar ligeramente el agua para favorecer la multiplicación microbiana. Es importante que el compost utilizado sea de calidad, libre de residuos tóxicos y completamente estabilizado.
Cómo aplicar el té de compost y en qué momentos es más útil
El té de compost puede aplicarse al suelo como un riego tradicional o mediante sistemas de fertirrigación. También se puede utilizar como pulverización foliar para proteger las hojas contra hongos y bacterias, siempre que se filtre bien para evitar obstrucciones. En este caso, es mejor aplicarlo en horas de baja radiación (mañana o atardecer) y evitar días de lluvia o fuerte insolación.
Se recomienda aplicarlo cada 15 o 20 días durante las etapas clave del cultivo: tras el trasplante, en la fase de crecimiento activo, durante la floración y al inicio de la fructificación. También puede utilizarse de forma preventiva o para recuperar plantas debilitadas por estrés o carencias nutricionales.
El efecto del té de compost no es inmediato como el de un fertilizante químico, pero sus beneficios se acumulan con el tiempo: mejora la estructura del suelo, activa la microbiología y ayuda a construir un sistema agrícola más equilibrado y autosuficiente.
Conclusión
Preparar y aplicar té de compost es una forma sencilla, económica y altamente efectiva de fortalecer los cultivos de forma natural. No solo aporta nutrientes, sino que activa la vida del suelo, mejora la salud de las plantas y reduce la dependencia de productos externos. Entender cómo funciona el té de compost y cómo integrarlo en la rutina agrícola es un paso más hacia una agricultura regenerativa, sostenible y centrada en la salud del ecosistema. Una práctica antigua que hoy cobra más sentido que nunca.